martes, 7 de julio de 2009

Cuando la gripe se transforma en pánico generalizado

Barbijos, alcohol, pandemia, emergencia sanitaria, contagio, aislamiento y pánico, palabras que toman consistencia en nuestra sociedad actual. La comunidad científica y los medios de comunicación nos informan día a día sobre las medidas sanitarias que debemos llevar a cabo una de ellas es la evitación del contacto en sitios conglomerados. Es oportuno que ante esta situación emergente estemos atentos a la información que nos brindan los especialistas en el tema y descartemos aquella información que provenga de fuentes dudosas.
Las medidas de prevención no son un exceso y están pensadas para el cuidado de cada uno y el de todos, pero el exceso que lleva al pánico depende de como repercute en cada subjetividad, en cada individuo según su historia de vida y de la historia de la relación con su cuerpo.
Evitar los conglomerados no implica quedar aislado y cortar el lazo social. La época ayuda con la tecnología a otras formas de comunicación para no quedarnos en soledad: los mails, la web, la telefonía, etc.
Caer presos de angustias que nos paralicen, tener pánico nos llevan a un exceso de padecimiento que no nos permite vivir la realidad que nos toca y evaluarla en su dimensión correcta. De esta manera se nos hará aun más difícil poder conducirnos de la forma más adecuada y beneficiosa para afrontar esta circunstancia; que por su carácter de sorpresiva, inesperada y desconocida puede cobrar un valor traumático sino podemos tramitarla de alguna manera.
Como profesionales de la salud mental nos encontramos convocados ante las consecuencias subjetivas que acarrea una pandemia de esta índole. En muchos individuos de nuestra sociedad, la situación actual despertó problemas preexistentes y creemos que hay una solución posible ante el padecimiento psíquico, así como también existe como la posibilidad de una psicoprofilaxis y medidas preventivas para poder continuar con la responsabilidad y el placer del quehacer cotidiano.
También existe la posibilidad de tratar y curar el exceso de pánico y padecimiento psíquico que el virus activa.
Cuando el virus de la gripe se transforma y muta, rompiendo los lazos sociales y afectando el psiquismo de los actores sociales, aparece la nueva pandemia del pánico, la desconfianza al otro, la sospecha, y el temor al contacto y la muerte. Podemos quedarnos con los obstáculos o utilizarlos como palanca, de forma tal que nos permitan retomar la vida sin un plus de sufrimiento.
Quizás sea la oportunidad de darse la posibilidad de realizar una consulta psicológica para construir una solución a nuestros problemas.

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